jueves, 18 de agosto de 2011

Antinoos de nuestro tiempo



No sé si ustedes sentirán lo mismo, pero me pasó que cuando vi las fotos de este modelo llamado Samet Karagoz, se me representó la figura de Antinoo, como si el bitinio hubiera bajado otra vez a la tierra, y en el mismo país que lo vio nacer hace mil novecientos años.
Este chico turco tan hermoso tiene cosas de Antinoo, como los bucles en su cabello y la forma de las cejas.

Tal vez la diferencia mayor esté en la forma de la nariz, que en el divino bitinio según parece era más recta y hasta aguileña, aunque hay variaciones en las imágenes y son pocas las que conservan la nariz original.

Las fotos fueron tomadas en Estambul en 2009, por el fotógrafo polaco Kamil Szkopik.






“Antínoo era griego; remonté en los recuerdos de aquella familia antigua y oscura, hasta la época de los primeros colonos arcadios a orillas de la Propóntida.
Pero en aquella sangre algo acre el Asia había producido el efecto de la gota de miel que altera y perfuma un vino puro. Volvía a encontrar en él las supersticiones de un
discípulo de Apolonio, el culto monárquico de un súbdito oriental del Gran Rey.”








Fotos tomadas de la página:

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Otras cabelleras “antinoicas” encontradas en la red, de otros “Antinoos” de nuestro tiempo:




En este caso, el parecido es sólo en el pelo, ni la forma angulosa de la cara ni los labios concuerdan. Pero parece Antinoo posando ante un escultor.



Este sí, es mucho más parecido a Antinoo, sobre todo si tomamos en cuenta la representación del bitinio en los tondos del Arco de Constantino, poco antes de su muerte, donde aparece con bigote y barba incipientes. Tiene además los característicos labios carnosos.


Este modelo tiene bucles bastante antinoicos en su cabellera, y el físico atlético del bitinio. Pero el color del pelo seguramente no era éste. Según los indicios hallados por los arqueólogos, era castaño rojizo.

Y dejo para el final a este efebo maravilloso, que para mí es el más parecido a Antinoo, y además la foto está sacada en un ambiente natural, que bien podrían ser las montañas de Bitinia. Creo que así se veía el divino adolescente en sus andanzas junto a Adriano.



“Si aún no he dicho nada de una belleza tan visible, no hay que ver en ello la reticencia de un hombre completamente conquistado. Pero los rostros que buscamos desesperadamente nos escapan; apenas si un instante... Vuelvo a ver una cabeza inclinada bajo una cabellera nocturna, ojos que el alargamiento de los párpados hacían parecer oblicuos, una cara joven y ancha. Aquel cuerpo delicado se modificó continuamente, a la manera de una planta, y algunas de sus alteraciones son imputables al tiempo. El niño cambiaba, crecía. Una semana de indolencia bastaba para ablandarlo; una tarde de caza le devolvía su firmeza, su atlética rapidez. Una hora de sol lo hacía pasar del color del jazmín al de la miel.”

Textos de Marguerite Yourcenar, en “Memorias de Adriano”

2 comentarios:

  1. La verdad es que tiene un gran parecido con las imagenes que quedan de Antinoo, aunque yo siempre lo imaginé más bajito y no tan espigado... pero no es un defecto por el que le rechazaría ;)

    Un beso (escultural)

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  2. Jajaa, yo tampoco lo rechazaría, te puedo asegurar.
    La cosa es que siempre que veo una cabellera así, pienso en cómo sería el Antinoo original, porque es evidente que los escultores no pudieron plasmar en piedra aquellos bucles, sólo nos dan una idea de cómo era.
    Un beso también para ti, amigo.

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