Así, rodeado por una imponente corona votiva de oro, apareció este camafeo en la revista L’Oeil (abril de 1974).
Al pie de la fotografía, lo identifican como un camafeo en ágata blanca-rosa sobre fondo opalizado, de 8.2 x 5.6 cm, montado en broche de oro y de la época romántica (siglos XVI-XVIII).
Representa a "Antinoo como pastor griego".
La corona votiva es de época helenística, siglo III antes de Cristo.
La imagen de este camafeo tiene un parecido con el tipo “Mondragone” de Antinoo.
Es, en todo caso, una imagen atípica del bitinio.
También podríamos identificarlo con el famoso “Amor de Tespies”, estatua que Praxíteles obsequiara a su amada, y ésta a su vez a su ciudad natal.
El "Amor de Tespies", la obra más apreciada de Praxíteles, según las copias existentes en el Vaticano (izq) y en el museo de Nápoles (der) |
La ilustración del camafeo forma parte de un artículo firmado por Xavier Gilles, y dedicado a la subasta en la cual se dispersó parte de la notable colección del escritor Roger Peyrefitte (1907-2000):
Una colección de Amor
¿Cómo puede uno separarse de una colección que ha sido construida y amada por casi treinta años?
Roger Peyrefitte da una explicación en el prólogo del catálogo -ya de por sí una pieza de colección- dedicado a la dispersión, el 29 de abril en el Hotel George V, de sus ciento treinta y cuatro monedas griegas, cuarenta monedas romanas contenidas en dos preciosos medalleros de los siglos XVII y XVIII, y otros cincuenta y siete objetos de gran rareza: sellos, joyas, tallas, camafeos y una corona votiva.
Naxos: Dracma de plata, aprox 450 A.C. Cabeza de Dionisos Reverso: Sileno desnudo itifálico (= con el pene erecto) |
«Esto es posible, escribe el autor de Las Amistades Particulares, porque cualquier colección de monedas, desde el momento en que representa un cierto valor (tres millones de francos al día de la subasta) -es decir, desde que incluye un cierto número de piezas raras - desaparece en el cofre fort de un banco. Y este no es el acto de un avaro ocultando su tesoro, es más bien que uno asume la responsabilidad de cuidar algo irreemplazable.
Todo coleccionista recuerda aterrorizado a aquel ladrón del Gabinete de Medallas que, después de la Revolución de 1830, hizo fundir el producto integral de su robo. »
Macedonia: Filipo II (359-336 A.C.) Estatera en oro, proveniente de Tricca, en Tesalia Cabeza laureada de Apolo Rev: carro con caballos |
Estos tesoros han salido de la caja fuerte «...como la estatua de un dios bajo el filo de un arado, para brindar a otros aficionados, a otros expertos, un regocijo un poco egoísta, sí,
pero muy sabroso y refinado. »
El diplomático y escritor también explica cómo se convirtió en coleccionista cuando, de niño, su tío sacó un escudo del bolsillo y se lo dio para premiarlo por un trabajo bien hecho.
"Tomé la moneda con respeto en mi mano, miré aquel perfil barbudo coronado con laurel, vi la firma de Barre, leí la inscripción: « Napoléon III Empereur », y al reverso, « Empire Français », con el águila, la Legión de Honor , la corona, el cetro, la mano de la justicia, la fecha y ese valor incalculable ante mis ojos: ‘5 F’. Después mi padre guardó aquel escudo en la caja fuerte de su oficina, y me dijo, para inspirarme a la vez el gusto por la economía y por las colecciones: "Vas a hacer una pequeña fortuna cuando crezcas."
Macedonia: Alejandro III el Grande (336-323 A.C.) Diestatera proveniente de Mendé Cabeza de Pallas Rev: Victoria con vestido talar |
En realidad, como afirma en el prólogo del mismo catálogo el experto Jean Vinchon: «Una vez más, estamos aquí ante una "amistad particular"...Su sorprendente serie egipcia es un himno a la belleza, mientras que las efigies de la familia de los Severos son una oda al amor; Filipo hijo -PRINCEPS IUVENTUTIS- y Augusto, representados como adolescentes, reflejan la pasión de Peyrefitte por la juventud, y añaden un toque natural de erotismo que los coleccionistas descubren en las maravillosas tetradracmas, dracmas y estateras. »
Heliogábalo (218-222) Áureo acuñado hacia 218-219 Busto del Emperador Rev: Heliogábalo laureado, en atuendo militar |
Heliogábalo, ese muchacho de quince años elegido emperador por su belleza, y Alejandro, hijo de Filipo, famoso también por su belleza, fueron las dos primeras y poco convencionales adquisiciones de Roger Peyrefitte en el Quai d'Orsay.
-"¿Completando los emperadores?", le preguntó el numismático.
-"Estoy empezando".
-"Con Heliogábalo estás comenzando por el final."
Cuatro años de estadía en Atenas le permitieron desarrollar esta colección. «Año tras año, escribe, nunca dejé de mejorar la calidad de estas piezas, pues no siempre de inmediato se consigue un ejemplar remarcable. Pero iba en la dirección correcta, andando el lento camino desde lo "bello" y "bastante bello" a lo "excelente" y "fuera de concurso". De modo que cada pieza representa la eliminación sucesiva de una docena de piezas anteriores. »
Caracalla y Geta Áureo acuñado hacia 199-200 Bustos de Caracalla joven y laureado y (rev.) Geta niño, ambos con capa y coraza |
Él se vuelve a ver “sopesando un puñado de filipos y arsinoés, como un racimo de la vid de oro de Darío”, y comenta con Jean Vinchon - su consejero y amigo - qué es lo que les permite ahora a otros poder comprar el mejor Caracalla o un Heliogábalo fuera de concurso:
"Ya conoces los versos de Omar Khayyam:
Me pregunto qué podrán comprar los vendimiadores
que sea la mitad de valioso de lo que venden."
Y le notamos un asomo de tristeza cuando señala, además: "Tal vez me he decidido a vender la totalidad de mi bodega por despecho, porque ya no es capaz de ofrecerme tales néctares."
Peyrefitte, que acaba de completar su libro dedicado a Alejandro Magno, concluye diciendo:
Me queda este catálogo como souvenir artístico de esa larga búsqueda de la belleza y de lo extraño. La frase que lo corone, de acuerdo con Jean Vinchon, podría ser esta divisa: Finis coronat opus.
Pero es un verso de Eurípides el que yo propongo a los que inician o continúan una colección similar:
"Lo que es bello siempre es amado”
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En la galería de Antinoo pueden ver una imagen en colores del mismo camafeo:
http://www.antinoos.info/antin9c.htm
Me ha parecido muy interesante enterarme un poco sobre el mundo de los coleccionistas de monedas, aunque claro que aquí se trata de colecciones realmente valiosas. Qué divertido es ver cómo eran las monedas en épocas lejanas.
ResponderEliminarLas monedas griegas en especial, eran de una belleza increíble. Las primeras fueron acuñadas en Asia Menor y aun hoy muchos especialistas las consideran las más bellas de la historia.
ResponderEliminarY sí, es curioso ver un desnudo masculino con el pene erecto en una moneda. Si la acuñaran hoy, se arma un escándalo, pero en aquél entonces el desnudo era algo natural que no escandalizaba a nadie.
Gracias por tu comentario, Arión!
Hacer una colección de algo que te gusta es un placer inmenso, porque la simple búsqueda te produce placer, y encontrar después de años aquello que buscabas una excitación dificil de explicar a un profano.
ResponderEliminarLo malo es cuando la colección es demasiado valiosa y se debe guardar en una caja fuerte. Si no se puede admirar ¿para que tenerla?
Un beso (de colección)
Hay coleccionistas de cuadros que los tienen guardados en cajas fuertes. Es algo difícil de entender. Pero seguramente el temor a perder eso tan valioso puede más que el deseo de contemplarlo todos los días.
ResponderEliminarAsí somos de complejos, Parmenio.
Otro beso para ti.
lo bello NO siempre es amado
ResponderEliminarSí, posiblemente sea así como tú dices, Edu.
ResponderEliminarPero Eurípides era un "hombre de su tiempo", era uno de aquellos griegos que adoraban la belleza y la veían como un don de los dioses.
Creo que Roger Peyrefitte pertenecía a esa misma "hermandad", por eso cita la frase de ese autor antiguo.
Gracias por pasarte por mi blog. Y por dejar tu mensaje. Me encantó.
gracias a ti
ResponderEliminarpor cierto, muchas gracias por el comentario en mi blog
me has alegrado el dia, por fin tengo un poco de reconocimiento
este joven artista se hará muy grande gracias a personas como tu ^^
Efectivamente, un pene esté erecto o no causaría un escándalo tremendo en una moneda... Ya sabemos qué hacer si algún día trabajamos en la casa de la moneda...
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