La gran poetisa argentina Alfonsina Storni nace en Sala Capriasca, Cantón Ticino de la Suiza Italiana, el 29 de mayo de 1892. Vive en Argentina a partir de 1896.
Escribe su primer poema a los doce años, y de allí en más se convertirá en una de las voces femeninas fundamentales de la poesía latinoamericana.
Casa natal de Alfonsina en Sala Capriasca, Suiza
Alfonsina a los dos años con su hermana María (arriba) y a los trece con su hermano menor Hildo Alberto (abajo)
En 1920 viaja por primera vez a Montevideo, invitada por nuestra Universidad para dar conferencias. Su disertación sobre Delmira Agustini es calificada de “extraordinaria” por los diarios de la época.
Juana de Ibarbourou, años después, la recordará como alguien alegre, de conversación chispeante, a veces muy aguda, a veces sarcástica, con quien nunca congenió. “Nuestros corazones no se encontraron jamás”, dice Juana, “era imposible que coincidiéramos en algo”.
“Un núcleo de lo más granado de la sociedad y de la gente intelectual la rodeó siguiéndola por todos lados. Alfonsina, en ese momento, pudo sentirse un poco reina. Tuvo su corte. Tuvo sus cortesanos. Ella reía, jugaba; pero creo que también fue herida en el juego... Cuando el barco partió, llevándosela, Alfonsina dejó tras sí una estela de simpatías profundas; y algo más; alguien, en el muelle, encendía pequeñas luces hasta que el barco ya no fue visible; en la noche, Alfonsina debió verlas en forma de corazón.”
Cuenta Arturo Capdevila que, de regreso en Buenos Aires, Alfonsina escribió a un amigo: “Conocí la apoteosis, y ahora estoy sola, como desterrada, extrañando tanto que desearía volverme en seguida; pero yo no sé si las pequeñas luces de la noche volverán a recibirme en la mañana. En todo caso temo que parezcan, ya, corazones que se están apagando.”
Alfonsina quedó prendada de Montevideo, y dedicó varias poesías a la ciudad y a otros lugares de nuestro territorio.
En aquel primer viaje la impresionó vivamente la vista de los dos cementerios de Montevideo que miran al mar, el Central y el del Buceo, al cual dedicó una poesía sublime, que empieza diciendo:
“Decid, oh muertos, ¿quién os puso un día
así acostados junto al mar sonoro?”
Durante su estadía en playas uruguayas en 1935, la poetisa descubre que tiene un tumor en el pecho izquierdo.
En las dos fotos siguientes, la vemos leyendo sus poemas del libro “Mundo de Siete Pozos” en la radioemisora montevideana CX 12 Westinghouse, más precisamente en la audición conducida por el joven poeta Nicolás Fusco Sansone y llamada “30 Minutos en el Mundo de la Cultura”.
Fue en marzo de 1935.
Alfonsina volvió a Montevideo en enero de 1938. Gastón Figueira, cuya relación con la Storni comentaremos en el próximo artículo, recuerda esa visita:
“...Y así llegó aquel luminosísimo verano de 1938 en que, hallándose casualmente Gabriela Mistral en Río de Janeiro- realizando en la mágica ciudad su primera estada, luego de algunos pasajes rápidos, de simple escala naviera- efectuáronse en Montevideo los Cursos Sudamericanos de Vacaciones y se pensó -¡certero pensamiento!- en la conveniencia de invitar a la escritora chilena a tomar parte en un acto de dichos cursos, acompañada de Juana de Ibarbourou y de Alfonsina Storni, que se hallaba de vacaciones en el pintoresco departamento de Colonia, a poquísimas horas de la capital uruguaya.”
Gabriela, Alfonsina y Juana
Así evoca ese último encuentro con Alfonsina la gran Juana de América:
“La vi por última vez en la Universidad de Montevideo, cuando en los cursos de vacaciones del año 1938, Eduardo de Salterain Herrera, entonces director de Enseñanza Secundaria, reunió en un acto que se ha clasificado de clásico, de memorable, a las que entonces se llamaba ¡oh dioses!, “las Tres Musas de América”. Fuimos a hacer ante un público que era muchedumbre, la confidencia del advenimiento del verso a través de nuestra sensibilidad. Cada una se desempeñó como pudo en esa emergencia tan difícil. La recuerdo “chatilla y fea” como dijera de sí ella misma, muy roja de sol uruguayo y de los salinos vientos de la costa de Colonia, de donde vino expresamente para ese acto. Como siempre, reía y conversaba con su temible agudeza. Sin embargo, había escrito imperecederamente:
"Yo soy la mujer triste
a quien Caronte ya mostró su remo."
Y en verdad estaba herida de muerte. Todo en la vida “se le había dado a medias”, y ya sabía también “que el arte de morir es cosa dura: se ensaya mucho y se aprende bien”.
El sábado 22 de octubre de 1938, Alfonsina está en Mar del Plata y escribe allí su último poema, “Voy a dormir”; lo lleva hasta el correo –a pesar de los dolores y el cansancio que la aquejan- y lo envía al diario La Nación.
VOY A DORMIR
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
Monumento a Alfonsina en la playa La Perla
El martes 25 la oyen salir de la casa poco después de la una de la madrugada, y hay quienes recuerdan haberla visto deambular entre sombras por la playa La Perla.
Poco antes de las ocho de la mañana encuentran su cuerpo flotando en las aguas, muy cerca de la orilla.
Alfonsina había entrado definitivamente en la historia y en la leyenda.
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Fuentes consultadas: Artículos varios en el Suplemento Cultural de El Día, y los libros "Genio y Figura de Alfonsina Storni" por Conrado Nalé Roxlo, y "Alfonsina Storni" por Eugenia Rey.
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Fuentes consultadas: Artículos varios en el Suplemento Cultural de El Día, y los libros "Genio y Figura de Alfonsina Storni" por Conrado Nalé Roxlo, y "Alfonsina Storni" por Eugenia Rey.
Dany:
ResponderEliminarMe encantó encontrar tu blog y, como anécdota divertida, te comento que la enciclopedia Salvat en 12 tomos, editada en 1972, da a la poetisa Alfonsina Storni como de origen uruguayo.
Saludos desde Argentina
Jajaa! Viste, no sólo Gardel era uruguayo... Es increíble que esa enciclopedia publicara algo así. Como dicen siempre, el poder de la palabra impresa. Muchos se habrán quedado convencidos de que esa era su nacionalidad. Martín, me encantó tu comentario, gracias, y te mando un fuerte abrazo.
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