Nin Frías arriesga una traducción aproximada en las “notas” al final de su obra.
Les dejo una recopilación de distintas traducciones, siempre citando la fuente. Primero, el texto en latín:
Animula vagula blandula,
hospes comesque corporis,
quae nunc abibis in loca
pallidula, rigida, nudula
nec, ut soles, dabis iocos.
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“...versos harto difíciles de traducir, por la
acumulación de adjetivos de extrañísimo
significado.”
Ánima que tiritas de frío y eres encantadora,
tú vas a ir a lugares pálidos,
severos y desguarnecidos,
donde no podrás ya entregarte
a tus acostumbrados ejercicios.
(Alberto Nin Frías, “Alexis”)
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Almita mía, flotante andarina, zalamera,
huésped y compañera del cuerpo,
¿a qué lugares irás ahora,
descolorida, yerta y expoliada
sin juguetear ya más como solías?
"Reflejamos aquí una versión personal que hemos intentado sea lo más fiel posible al difícil matiz de los diminutivos latinos. Muchos críticos se habían preguntado si los epítetos pallidula, rigida y nudula hacían referencia a anima o a loca. Incluso, habían optado por la versión distributiva loca rígida y animula pallidula, nudula. Personalmente, estamos en contra de todo lo que implique una distorsión en la lengua y pensamos que el orden lógico responde muy bien al iconográfico, es decir al estado presente del alma y aquel que adquirirá después."
(Elena Conde Guerri, "La psyque de la tumba de los Valerii
y el poema de Hadriano")
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Mínima alma mía, tierna y flotante,
huésped y compañera de mi cuerpo,
descenderás a esos parajes
pálidos, rígidos y desnudos,
donde habrás de renunciar
a tus juegos de antaño.
(Marguerite Yourcenar, “Memorias de Adriano”)
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Almilla blandilla y tiernecilla,
huésped y compañera de mi cuerpo,
a qué regiones te dirigirás ahora
paliducha, rígida y desnudita.
Ya no bromearás, como de costumbre.
(Ed. Picón-Cascón, “Historia Augusta”)
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Almita mía, mi querida,
huésped y compañera del cuerpo,
te marchas sin saber dónde,
pálida, rígida, temblorosa,
y ya no te entregarás a tus juegos.
(Ed. Francisco Navarro, “Historia Augusta”)
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Pequeña alma mía, tierna, inquieta,
huésped y compañera de mi cuerpo,
¿a qué lugares irás ahora,
paliducha, yerta y desnuda,
sin deseos de bromear, como solías...?
(Nack- Wägner, “Roma”)
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Discreta, dulce almita,
mientras el cuerpecito peligra y yace,
pálida, sin amparo, temblando de frío,
¿adónde viajas, pobre de ti,
puesto que ya no tienes ni placer,
ni paladeos, ni tiempo?
(H. Lewandowsky, “Las costumbres y el amor en la antigua Roma”)
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¡Oh, sutil alma que huyes,
huésped y compañía de este barro mío!
¿Dónde vas, a qué lugar tenebroso y sin gracia?
¿No quieres, como solías, jugar y reír?
(Ramón Conde Obregón, “Las murallas de Roma”)
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¡Pequeña alma vagabunda, amable
huésped y compañera del cuerpo,
que marchas ahora a lugares
pálidos, fríos, desnudos,
ya no podrás nuevamente alegrarme!
(Coarelli-Nervi, “Roma”)
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Pequeña alma mía, dulce y vagorosa,
huésped y compañera de mi cuerpo,
en el lugar al que ahora irás,
lívida, yerta, sola y desnuda,
¿te entregarás, como acostumbrabas,
a tus juegos?
(Traducción Javier Villán, en “Historia 16”)
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Alma, caricia, suspiro,
huésped y compañera del cuerpo,
ya te vas en el reino frío
de las pálidas sombras
y los juegos conmigo y mis amigos
han terminado...
(Leonardo Dal Maso, “Roma de los Césares”)
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Alma tierna, inconstante,
huésped y compañera de mi cuerpo,
¿A dónde irás ahora?
A lugares pálidos, lóbregos, secos.
Ya no bromearás como acostumbras.
(Pedro López Barja de Quiroga, en revista “Clío”)
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Alma mía, pequeña alma querida,
¿Dónde, hija, te vas? ¡Quién sabe dónde!
¡Ay! ¿Te vas solitaria, conmovida
y trémula?... Responde:
¿Qué será de tus dichas y contentos?
¿Qué será de tus dulces pensamientos?
(Angel Lasso de la Vega, “Bucólicos y líricos griegos”)
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¡Ah! espíritu gentil, fugaz, errante,
¡Amigo y compañero de este barro!
¿Hacia qué desconocida región
dirigirás ahora tu distante vuelo?
No ya con el acostumbrado ánimo risueño,
sino pálido, desanimado y melancólico.
(Trad. de Byron, citado en “Carne y piedra”, de R. Sennett)
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Alma pequeñita, inquieta, tierna,
huésped y compañía del cuerpo,
¿a qué lugar irás ahora,
pálida, rígida y desnuda
sin deseos de jugar, como solías...?
(Francisco de la Maza, "Antinoo,
el último dios del mundo clásico")
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Alma, vagabunda y cariñosa,
Huésped y compañera del cuerpo,
¿Dónde vivirás?
En lugares lívidos, severos y desnudos
y jamás volverás a animarme como solías
(Biografía de Adriano en Avizora.com)
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Almita vagabunda y cariñosa,
huésped y compañera de mi cuerpo,
irás ahora a sitios lívidos,
severos, desnudos
y ya no me animarás como solías
(Joel Le Gall y Marcel Le Glay,
"El Imperio Romano")
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Alma pequeña, gentil y vagarosa,
del cuerpo amiga y hospedera,
en qué lugar estás ahora,
pálida, rígida y desnuda,
incapaz, como antes, de jugar.
(John de Abate, "Adriano Emperador")
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Dulce y ya libre alma mía,
Huésped y compañera de mi cuerpo,
En los lugares que vas a habitar
Pálida, helada y desnuda
No estarás, como sueles, festiva!
(Enciclopedia Española del Siglo XIX)
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Alma pequeña, gentil y vagarosa,
del cuerpo amiga y hospedera,
en qué lugar estás ahora,
pálida, rígida y desnuda,
incapaz, como antes, de jugar.
(John de Abate, "Adriano Emperador")
****
Dulce y ya libre alma mía,
Huésped y compañera de mi cuerpo,
En los lugares que vas a habitar
Pálida, helada y desnuda
No estarás, como sueles, festiva!
(Enciclopedia Española del Siglo XIX)
Ver también:
(La ilustración es un fragmento del cuadro de Rones Dumke, “Sonho Breve”)
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